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jueves, 9 de febrero de 2012

Guardianes de Fe

Capitulo 6

“ Problemático Arturo ”

Todo el cuerpo de Demian estaba hormigueando, sintió la suave caricia de una brisa calida y la extraña y jabonosa fragancia a muchas flores distintas.

Intento mover su mano, encontrando y tanteando el terreno donde parecía estar acostado.

Duro. ¿Una roca?

Abrió los ojos y no pudo evitar cerrarlos nuevamente por la luz cegadora que parecía estar enzima de el, recordándole un dolor de cabeza horrible.

Pestaño variadas veces para adaptarse a la luz.

El cielo. Vio el cielo por un techo de cristal, parecido a una cúpula de catedral.

Podía ver como las nubes de color naranja se movían rápidamente.

-¿ha despertado?- se escucho a Falie y Demian se sentó en la superficie plana en la que estaba acostado.

El fuerte dolor de cabeza lo hizo llevar las manos para sostenerse.

Estaba sentado en un gran circulo con extrañas líneas en medio de el, era piedra blanca y áspera. A su lado vio a Arturo, sentado, su boca estaba entre abierta y sus ojos enormemente atentos, Demian siguió la mirada de Arturo.

Era un Palacio, Las paredes eran Blancas y limpias, las enredaderas de Flores azules inundaban algunas paredes. La habitación donde estaban era redonda y sujetada por enormes pilares estilos griegos llenos de las enredaderas que giraban entorno a ellos. En la zona antes de la “cúpula” había ventanales enormes y la única descripción que encontró fue “debe parecer un diamante por fuera.”

-Vamos debemos ir con Silenne- dijo Nea Ayudando a levantar a Arturo y Falie ayudo a Demian.

Miro a su alrededor y Jeiz no estaba.

-¿Quién es Silenne?- pregunto Arturo tomando la mano de Nea

-Es nuestra reina, la reina de de este palacio- Dijo Falie

-lo que acaban de ver es la entrada y salida de Amarie al mundo mortal-

-Así que esto es Amarie- Dijo Arturo sacudiendo sus pantalones.

Paresia el único que estaba cuerdo, Demian estaba aun perplejo de sabe que todo es real.

El extraño sonido de aleteo los llevo a todos mirar hacia una puerta.

Un niño de unos 4 años abrió la puerta, este estaba volando con unas extrañas alitas parecidas a las de una mariposa.

-Mi princesa- Hizo una reverencia –Su Real majestad aguarda en su trono-

-Gracias- respondió Falie

Su aire amable había cambiado a uno totalmente serio y duro.

-Vamos- dijo suavemente Nea

Abandonando la Sala redonda se entro por un pasillo con la misma infraestructura blanca y aquellas enredaderas parecían seguirlos.

El niño, que al juzgar su aspecto era un hada, iba frente a todos, le seguía Falie y Nea estaba detrás de ellos como si vigilara que ninguno de los dos escapara.

Comenzaron a Caminar por un largo pasillo con el techo infinitamente alto.

Las enredaderas y las murallas blancas no cesaban en su camino. El techo estaba adornado con pequeñas ventanas y había grandes ventanales con cristales de colores.

Todos esos cristales formaban un diamante que con la poca luz del sol que había dejaba impreso sobre el suelo los diamantes reflejados.

-Este lugar es precioso- dijo Demian y se sintió orgulloso que su primera frase fuera esa.

-Estoy de acuerdo- Dijo Arturo mirando detalladamente el cuerpo y el uniforme de Falie.

-¡Compórtate!- Dijo Demian golpeándolo.

Falie y el Hada se detuvieron frente a una Puerta doble de gran tamaño.

El color negro lo distinguía de lo blanquecino del lugar. Cada puerta tenía dibujado un ángel que sostenía un diamante alado.

Al juzgar por lo brillante que eran las líneas de estos debía ser oro puro.

-Mis perdones princesa, la reina ha pedido que les acompañara hasta la puerta- El hada en el aire se inclino desde la cintura- ¿Seria tan amable?-

El Hada abrió la puerta y los invito a pasar con una reverencia, cerrando la puerta una vez todos estuvieron dentro.

Otro enorme pasillo se vio, solo que la habitación era tan grande que posiblemente era 12 veces por la que habían entrado.

Una alfombra roja hizo distinguir un camino hacia un trono que parecía lejano.

-Vamos- Dijo Falie y esta caminaba tan derecha y seria que era difícil saber si era ella realmente.

Comenzando a caminar sobre la alfombra roja Demian se sintió una celebridad.

Mirando hacia el techo vio que estaba Pintado una ciudad de oro. “la nueva Jerusalén” se dijo de inmediato.

Una ciudad situada en las nueves, la ciudad prometida para aquellos que son fieles a Dios.

-Observa- dijo Arturo distrayéndolo del techo.

Apunto hacia sus lados.

El camino estaba adornado por estatuas de Ángeles.

Todos estaban inclinándose hacia el trono.

-Esto es un poco incomodo ¿no?- dijo Arturo

-Me parece hermoso- comento Demian esta vez llevando su mirada al trono al que se acercaban.

Mirando su plenitud, el trono tenía sobre su respaldo un ángel. Lo extraño y escalofriante era ver que este poseía en su mano derecha una daga que apuntaba hacia su cuello y su mano izquierda agarraba su propia cabeza con una desesperación única.

Falie se detuvo y se inclino colocando una rodilla al suelo. Nea se puso a su lado y la imito.

-Reina Silenne, te hemos traído a los escogidos.- Dijo Falie

Desde atrás del inmenso respaldo del trono se diviso una cortina negra que era gentilmente movida.

De entre esas espesas masas de géneros salio una mujer

Era asombrosamente resplandeciente en su vestido blanco, su cara estaba cubierta, su cabello era exactamente del mismo tono y entre sus pasos arrastraba tanto su cabello como su tunica.

Comenzó a caminar hacia el trono y tomo asiento.

-¿Princesa?- Pregunto la suave y elegante voz de la reina.

-Su real majestad, me presento ante usted para presentar a las almas bondadosas-

La reina comenzó a quitar su velo y tanto Demian como Arturo no pudieron quitar su mirada de ella.

Su Rostro era perfecto, su tez, sus labios, su nariz. Pero de todo ello había un extraño casco sobre su cabeza que ocultaba sus ojos.

Y era increíblemente doloroso de verla, el casco estaba ajustado a su cráneo y atornillado a el.

-Que… mier…-Se interrumpió Arturo.

-Saludos- Dijo la reina gentilmente alzando su delicada mano de entre su tunica.

-Saludos- Dijo Demian con nerviosismo.

-¡Hola!, ahora que nos hemos saludado ¿como se incrusto eso en el cráneo?- pregunto el irrespetuoso Arturo.

Falie y Nea le miraron como si sus miradas pudieran hacerlo estallar en el segundo.

-¡Arturo!- Demian le cubrió la boca en un forcejeo. -Perdón, el es así- escuso a su amigo.

La habitación hubo silencio hasta que una risita salio de la reina.

-Tu nombre es Arturo, ¿no?- Pregunto ella mientras cubría su boca al reír.

-Si- Contesto el en cuanto Demian dejo de forzarlo.

-Mi reina, le pido perdón, no le hemos dado las instrucciones antes de entrar- Dijo Falie ya levantando su incomoda posición.

-No lo adiestramos- Susurro Nea mirándolo con exactamente la misma mirada anterior.

- no se preocupen- sonrío la reina –Lamento que Jeiz los arrastrara a esto-

Demian se dio cuenta que aun que su conciente quería decir que también se lamentaba pero realmente no era de esa forma, si, este mundo era maravilloso era lo mejor que podía estar pasándole.

-No hay problema- Dijo Demian tímidamente.

La reina se levando y comenzó a bajar las escaleras del trono arrascando sus vestidos y su cabello hasta los dos chicos, Nea permanecía en la misma posición.

Poso sus manos en Los hombros de ambos y Arturo Suspiro de una forma tan relajante que seguramente se desmayaría.

-Estas muriendo- Dijo la Reina con real preocupación a Arturo.

-no tiene que recordarlo-

-Nosotros no podemos aceptarlos- Dijo la Reina dándose vuelta hacia Falie.

-Falie no tiene la culpa, Jeiz, ella es responsable- Dijo Nea levantándose de su incomoda posición.

-No, no hay aceptación, bórrenles la memoria y envíelos devuelta al mundo real-

Dijo la reina y su tono de voz vibro con enojo.

-Espere mi Reina...- Dijo Nea y la propia reina le interrumpió.

-Neaffly, hija de los Mostesguer, no olvides tus deberes y hasta donde tienes los derechos en este palacio.-

Nea Callo de inmediata mente.

-Madre, el es medio Elfo- Dijo Falie

-No hay nada que hacer, su simensis morirá-

Arturo apretó su puño y Demian pudo ver como su Garganta se cerraba. Maldita sea, esto le estaba afectando demasiado, ¿Pero que podía hacer?

-¡Silenne!- Se escucho un grito y un portazo.

-¿Tratando mal a mis discípulos?- Pregunto Jeiz mientras se arrastraba con unos patines de cuatro ruedas sobre la alfombra roja.

-¡Jeiz!- Grito Falie llamando la atención.

-No puedo recibirlos- Dijo la reina sin mirarla

-Sabia que dirías eso y yo ilusione mucho a mis alumnos con lo grandes que puedes ser ayudándote-

Jeiz abrazo a Demian y Arturo quedando en medio de ambos. Demian pensó que era adorable su pequeña estatura.

-Jeiz, hija de los Durking, no puedo recibirlos-

-¿Cual es la idea de mencionar mi familia?- Pregunto ella

Silenne callo de inmediato.

-Mira, se que no puedes recibirlos, pero estamos en una crisis, necesitamos mas Escogidos, de lo contrario, las razas tendremos que luchar por nosotros mismo.

-Jeiz, piensa, ¿Cómo aceptarlo?, sin insultar- Falie miro a Arturo- Pero creo que es demasiado débil.

Nea no hablo nada pero sus ojos estaban preocupados.

-Vamos, Silenne, los simensis tienen un pacto de almas, podremos unir sus días de vida- Sugirió Jeiz.

Silenne movió su cabeza, se podía sentir como la miraba.

-Mira, Arturo- Dijo Jeiz arrastrándose frente a el.

-Existe una posibilidad, te lo prometí-

Arturo la miro y sus ojos se llenaron de lágrimas.

-¿Cual es? – Pregunto Demian.

-Según los la Familia Alister los Magos, hay una forma de unir sus días de vida, por ejemplo Arturo, tendrá un periodo de tiempo y tu tendrás mas, lo compartirá, pero a cambio de un precio- Dijo Falie.

Silenne comenzó a pasearse nerviosamente mientras acaricia la estatua del ángel del trono.

-Ustedes serian inmortales- Dijo La reina con nostalgia y dirigió su mirada a Demian- pero en este caso, Jeiz tiene razón, tengo que reclutarlos-

Nea y Falie se Miraron atónitas y entre sus miradas se podía ver una conversación.

-¡Genial!, manos a la obra, Silenne-

-Espera, ¿de que trata?- Pregunto Arturo.

Silenne saco de entre las largas y anchas mangas de su tunica una esfera de cristal.

-Arturo- Llamo la reina

Jeiz le tomo por el brazo y lo llevo frente a ella

-Tranquilo solo vera cuanto tendrá de vida- Dijo Jeiz guiñándole el ojo a Demian.

Arturo llego hasta frente de la reina y miraba confuso el resplandor que la esfera provocaba

-¿Qué tengo que hacer?- Pregunto.

-Bésala- Dijo la Reina.

-¿Qué la bese?- Pregunto Arturo a Jeiz.

-Solo hazlo- Dijo ella.

Arturo beso la esfera que estaba sostenida por Silenne y esta emitió una Luz Roja por toda la habitación.

El resplandor duro unos segundos y se esfumo.

-o no…- Dijo Falie. –Es peor de lo que pensábamos.


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