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lunes, 27 de febrero de 2012

Guardianes de Fe

Capitulo 8


“Aprendiendo”


El aire era fresco, medio día y Demian supo por la hermosura del lugar que no estaba en la tierra de donde provenía, estaba en Amarie.
Mirando hacia el oriente vio el palacio iluminado con las horas de sol mas calidas.
La cúpula efectivamente parecía un Diamante incrustado en el techo, y variables torres altas rodeaban el sitio.
Camino alejándose del palacio con la intención de explorar y llenar esa curiosidad que llevaba por un camino echo por antiguos caminantes.
El césped verde daban a luz las flores de muchos colores alucinantes, se detuvo para tomar una que le llamo su atención, esta era azul.
La sostuvo entre sus dedos y la llevo consigo.
Caminaba hacia algún sitio, pero no estaba seguro de donde lo llevaría su cuerpo.
Cada vez que sentía que llegaba al “lugar” sentía mas y mas paz, esta incluso sentía que no podía respirar, pero no era asfixiante era reconfortante saber que no necesitaba aire.
Entonces, la vio, estaba sentada bajo un árbol jugando con algunas hojas secas que caían de el. Sus rizos negros eran movidos por el viento y llevaba puesto un vestido blanco, que le cubría sus piernas armando un círculo de nieve al sentarse.
Se acerco a ella con decisión y arrodillándose a su lado beso su frente. Su piel no era fría, era calida al tacto de sus labios. A cómodo la flor azul en su cabello negro tratando de no ocultar su rostro.
Ella le miro, sus ojos le inundaban, el extraño color azul y miel le hizo recordar los vitrales de las ventanas del palacio.
De un momento a otro, las nubes inundaron el cielo, el rostro pacifico y tímidamente sonriente de Jeiz cambio a un miedo mortal, su cara estaba mucho mas pálida de lo normal y ella comenzó a alejarse de el a rastras, rasgando su vestido con algunas ramas que caían del árbol. Todo se estaba desmoronando.
-Aléjate de mi- susurro con miedo, las palabras no salían firmes de sus labios.
El vestido Blanco comenzó a teñirse de rojo.
El maldito rojo de la sangre.
Demian se levanto de inmediato, quería abrazarla, decirle que estaba bien todo, pero extrañamente sintió el mismo temor que ella.
-¡Aléjate! ¡Por favor, vete!- comenzó a gritar ella y entonces su lagrimas brotaron, se levanto como pudo y salio corriendo por la pradera, manchando todo de rojo a su alrededor.

La puerta fue fuertemente golpeada y Demian de un salto se puso en pie.
Se miro que estaba aun vestido con el traje de los guardianes. Se había quedado plenamente dormido.

Tomando su cabeza entre sus manos se pregunto porque tendría un sueño tan extraño. Lo que fue una patada en el estomago recordar que tendría que contarlo a Silenne.

-Ah! ¡¡Me rindo!! ¡Demian despierta!- Se volvieron a escuchar extraños golpes en la puerta.
Demian se levanto enseguida y la abrió.
Al Suelo callo Arturo y Nea enzima de el aplicándole una llave a su brazo.
-¿En que te has metido?- Pregunto Demian a Arturo.
-Lo juro, no hice nada- dijo con voz torturada.
-Cállate, eres un debilucho, ¿te gana una chica?- Se burlo Nea.
Arturo comenzó a dar golpes al suelo con su brazo libre
-Déjame, ¡duele!-
-¡Nea suéltalo!- Se escucho la voz de Falie y entro a la habitación sacándola de enzima de Arturo.
-no te aproveches el aun es humano- Dijo Falie con autoridad.
-esta bien- dijo Nea cruzándose de brazos- no eres mas que un saco de arena-
Le dio una patada en sus partes nobles y Arturo callo de lado sufriendo por sus hijos.
-¡Nea! Retírate ahora- ordeno Falie mientras Demian se reía de la desgracia.

Nea se fue riendo y entonces Falie ayudo a Arturo a levantarse.
-Lo siento, ella es así-
-ni me digas, me despierto y ¡esa estaba acostada a mi lado!-
-debió ser terrible- Dijo la irónica voz de Nea desde la distancia de la puerta.

Mientras Arturo y Nea discutían de quien era el honor de la “victima”. Falie se acerco a Demian y le observo con atención.
-Que bien has cambiado perfectamente-Ella sonrío.
Demian toco su rostro.
-Tus orejas- dijo Falie.
Llevando su mano hasta sus oídos sintió como estos terminaban en punta.
Corrió hasta el baño para verse de cuerpo completo.

Sus orejas estaban puntiagudas, su piel era más dorada que antes, sus ojos verdes eran más intensos. Cuando abrió ligeramente su boca por lo impresionado que estaba se dio cuenta que sus caninos eran perfectos y puntiagudos.
Un fuete aroma a cenizas y combustibles comenzó a percibir en el aire.
Fuera de la habitación se escucho un extraño gruñido, parecido al de un felino.
-¿Qué significa esto?, ¡Lárguense de inmediato, tengo cosas que hacer!- Grito Jeiz apareciéndose en la puerta.
Todos parecieron guardar un silencio fúnebre, Jeiz no estaba con humor y nadie parecía Decirle que se calmara.
Demian no sabia si salir del cuarto de baño o no, Aquel aroma provenía de Jeiz y sus sentidos comenzaron a temer. Falie llego a su lado.
-Vamos, deben ir donde Silenne-
Su voz calma parecía darle la paz de la impresión que daba Jeiz.
-Ese aroma…-
Falie sonrío.
-Es el sentimiento de “enojo” ¿extraño olor? Eres el único que lo siente en esta habitación. Facultades de un elfo-
Se escucharon los pesados bototos caminar por la habitación hasta el baño, Jeiz apareció con sus ojos marcados en odio. Vestía de la misma forma que Demian, con el traje de los guardianes pero una bufanda roja llevaba alrededor del cuello.
Demian la miro a los ojos, el miedo que comenzaba a sentir lo hacia sentir débil frente a Jeiz y eso no lo iba a permitir, menos ahora que era un nuevo ser.
La miro fijamente a lo ojos y ella no los aparto tampoco.
-Demian, vamos, hoy será un día largo- Dijo Jeiz con un tono mas suave.
-Bien- Respondió Demian.
Falie miraba a ambos desconcertada.

Jeiz lo llevo en un paso rápido y grotesco hasta el trono de Silenne, en todo el camino Jeiz no articulaba palabras mas que “Maldita sea” o “Maldito engreído”, lo extraño es que lo lanzaba al aire, así que era de imaginarse que había discutido fuertemente con alguien.
-Toma asiento- ofreció Silenne su propio trono al ver a Demian.- No quiero que te asustes, ¿Esta bien? Simplemente leeré el sueño que tuviste en tu transformación.-
Demian camino hacia el trono, tomando asiento sobre la dura superficie de piedra.
La Habitación era enorme a la perspectiva de Silenne, se imagino que ala altura de ella era aun mas.
-¿Jeiz vera el sueño?- Pregunto Demian al ver que Silenne se acercaba a el.
Silenne dirigió su mirada a ella.
-¿Quieres que vea?-
-¡No!- Respondió tanto Jeiz como Demian
-¡Tranquilos! Esperare afuera- Dijo Jeiz marchándose.
El sonido de la puerta cerrarse se sintió como un alivio, la nariz de Demian no soportaba mas aquel desgraciado aroma a cenizas.
-¿Estas listo?- pregunto Silenne.
-Si lo estoy- Aseguro Demian sin saber de que estaba listo.

Entonces Silenne sostuvo la cabeza de Demian en alto, sus delicadas y suaves manos eran tan grandes que cubrían totalmente su cabeza.
Silenne comenzó a recitar unas extrañas palabras, las susurraba como si fuesen una oración de plegaria.
Luego silencio.
Estuvieron en silencio unos 10 minutos antes de que Silenne le dijera que había terminado.
-Debes tener cuidado- Dijo ella arrodillándose frente a Demian.
-¿De Jeiz?- Pregunto el de inmediatamente.
Silenne sonrío – No de ella, de ti. Estos propensos a ser adicto-
-¿adicto a que?-
Silenne no respondió, en cambio se levanto y entro en lo que posiblemente era su cuarto, detrás de la espesa cortina negra.

Nuevamente estaba recorriendo el camino devuelta a su habitación, Jeiz parecía estar un poco menos enojada, aun que aun no se desprendía el aroma a cenizas de su cuerpo.

Pasaron cerca de la Salida y una Luz exploto en medio de la habitación.

- Mira- Dijo Jeiz deteniéndose frente el circulo de piedra.
La luz se extinguió dejándose ver un hombre, al ver su melena blanca se imagino que seria de edad, pero las puntas de su cabello eran azul eléctrico, dirigió su mirada donde estaban el y Jeiz y sonrío abiertamente.
Sus ojos eran azules, iguales a los de Falie, su cuerpo era musculoso, como el de un fisiculturista. Llevaba una espada cruzada en su espalda y su ropa estaba destrozada y lleno de un extraño liquido morado y viscoso.
-¡Hola Jeiz!- Grito el chico corriendo al encuentro de ella.
-Hola, Dante- Dije Jeiz estirando formalmente su mano a el.
Dante, tomo la mano de Jeiz como un completo Estupido, zamarreaba la mano de Jeiz como si estuviera tan nervios que ya se podía ver la ilusión de que Jeiz era una especia de Ídolo para el.
-Te traje un regalo- Recordó dante, sacando de entre un bolso un Libro nuevo.
El aspecto y aroma de Jeiz cambio repentinamente, ya el fastidioso olor a cenizas era historia.
-Gracias- Dijo Jeiz mirando la portada del libro.-Oh, antes de que lo olvide- Dijo Jeiz y ahora parecía una extraña adolescente distraída.
-Dante, el es Demian-
Dante estiro su mano y Demian lo saludo, el fuerte apretón de la mano de Dante parecía que le rompería los dedos, en cambio prefiero no decir nada al respecto.
-un Gusto- dijo Dante de forma seria
-¿Eres hermano de Falie?-
-Si, supongo- respondió Dante con una sonrisa y Demian se confundió.
-Iré a ducharme- Comento mientras se iba camino a las habitaciones.

Demian miro su mano, el líquido morado y viscoso había quedado en su mano.
-¿Qué es esto?- pregunto un poco asqueado
-Sangre de Demonio, acostúmbrate-
Demian se limpio la sangre en sus pantalones.
-¿Bien, por donde quieres partir explorando?-
-¿Qué hay en el tercer piso?-Pregunto Demian al ver que había otra planta arriba de los dormitorios.
-Supongo que algo muy aburrido para tu gusto-
-¿Qué es?-
-Todo el tercer piso, es el hogar de los duendes-
-Quero verlo- Motivo Demian.
-Vamos-
Jeiz comenzó a caminar frente a Demian, subieron las escaleras hasta el tercer piso, donde una Gran puerta de color rojo les dio la bienvenida.
Jeiz la abrió lentamente, esperando no hacer ruido.
-No hagas ruido o los duendes te mataran- dijo guiñando un ojo y entro en la habitación.

Al entrar vio lo que jamás pensó encontrar, millones y millones de libros en estantes, algunos apilados en rincones o abierto sobre mesas.
-Una biblioteca- Dijo sin medir su voz.
-Shhh, lo de los enanos va enserio, son gruñones-susurro Jeiz – además tengo prohibida la entrada a este lugar, me odian-
-Esto es genial, jamás he visto tantos libros-
-¿Te gustan? –
-Si-
-Lamentable, no puedes tocar ninguno de estos, son solo para magos, reyes y príncipes-
-Falie y Dante ¿pueden leerlos?-
-Falie prefiere la botánica y Dante matar Demonios, no aprecian los libros que tiene-
-¿Sabes? Párese que no somos tan distintos como pensé- dijo Demian.
-¿Sientes eso?- Pregunto Jeiz sin mirarlo.
-Si, ahora, aunque te admito que tú forma de hacer me confunde...-
-no, idiota, me refiero a si escuchas el sonido-
Demian se detuvo paran concentrarse, en cambio no escucho nada.
-Mira por la ventana- Dijo Jeiz apuntando una sucia ventana.
-Demian se acerco a ella y vio el exterior del palacio.
El campo, el césped verde se extendía a kilómetros y un sendero lo dividía en dos. Pero no oyó nada.
-Es un violín- dijo ella, al parecer notaba que Demian no lo escuchaba.
-Es Dimitri, mi prometido.-
-¿Estas prometida?-
-Desde que tengo uso de razón. Vamos, bajaremos y te mostrare el exterior-

Demian siguió a Jeiz mientras bajaba las escaleras, ¿Estaba prometida?, ¿ella estaba de acuerdo? La angustia movió su corazón, aun que rápidamente lo convirtió en basura, no podía preguntarse cosas sobre la vida personal de Jeiz, estaba prometida y si es que alguna vez hubo un rallito de luz calido debía eliminarlo.
-¿Le amas?- Pregunto sin darse cuenta.
Jeiz se detuvo frente ala puerta principal del palacio.
-no- Respondió Fríamente.
-No debí preguntar, lo siento-
-¿Por qué lo sientes? Todos saben que no me agrada-
Demian prefirió Callar.
Jeiz se demoro unos segundos en darse cuenta que debía abrir la puerta. Cogiendo el pomo la empujo y los rallos del sol alumbraron la entrada del palacio.

Fuera, el Aire era fresco, el perfume de distintas flores le dio calidos golpecitos a la nariz y escucho por fin el violín.

Un extraño y pequeño hombre pasó por su lado.
-¿Qué haces Jeiz?-
-Mirando el paisaje- Dijo ella
-¿Has sabido de Silenne?- Pregunto el duende.
-¿Paso algo? – Pregunto Demian ya sintiéndose el derecho de hablar con todos.
El duende lo miro levantando una ceja.
-Se ha visto un Caído en las afueras de Dunea, Silenne esta histérica- Dijo el duende.
-Vete de aquí, chismoso- Dijo Jeiz como si correteara a un animal.
El duende se fue corriendo con sus cortos pies.
-Tienes que tener cuidado con los duendes, no son como las hadas, Los duendes tratan de tener tu atención y son muchas veces capases de mentirte por ello, en cambio las hadas ni siquiera pueden mentir.-
-era de esperarse-
-no lo pienses así, las hadas son brujas bonitas, nada mas, ya conocerás a Falie-
Jeiz siguió caminando antes de que el pudiera preguntarle que quería decir, entonces salto su duda, Nea era una lobo, Falie un hada, ¿Qué era Jeiz?
-así que ¿no me soportas?-
-no no te soporto- Dijo el cortante.
-Yo tampoco, pero en fin, a todos en Amarie no los soporto, así que no te sientas único-

Comenzaron a caminar por los campos donde EL césped iba creciendo cada vez mas hasta llegar mas arriba del tamaño de el. Las flores Blancas que salían de la hierba no tenían ninguna variedad sobrenatural.
Jeiz se detuvo frente a una flor blanca, cortándola la tomo entre sus dedos y esta se volvió azul. Recordó extrañamente el sueño y aquella flor azul que le había dado.
Jeiz con una mirada lo intuyo a que cortara una. Agarrándola entre sus dedos esta se volvió Dorada.
-Esta flor te muestra los sentimientos-
-¿Qué significa el dorado?- Pregunto Demian
- Tranquilidad, gozo-
-¿El azul?- Pregunto mirando la flor que sostenía Jeiz.
-No lo se…-dijo y mas que no saber el significado del color parecía preguntarse algo mas profundo.
-Párese digno de ti- Dijo Demian sin pensar y Jeiz pareció sonreír.
-¿Quién enseñara a Arturo?- Cambio Demian rápidamente de tema.
-Nea lo llevaría ala manada de lobos que esta al norte de Amarie, tranquilo, puede que sea mejor para el, su transformación va a ser dentro de unos días y lo mejor es que este en compañía de Lobos-
-¿Me llevarías?- Dijo Demian y Jeiz arqueo una ceja
-yo no voy a ir ahí-
-Deja adivinarlo, ¿no eres bienvenida?-
Jeiz puso los ojos en blanco.
OK Debía cambiar nuevamente el tema.
-¿Qué eres?- Pregunto Demian.- Me refiero a tu raza-
-Soy vampiro- Dijo como si se entristeciera de ello.

-¡Jeiz!- Se escucho un grito desde la distancia.
Era Falie que dio un salto casi sobre ellos cayendo al suelo. La extraña forma en que aterrizo debía ser solo si había caído de una distancia grande.
-Selene envío una misión para ti, debes ir a Dunea a entregar eso-Falie le entrego un sobre azul.
Demian observo detalladamente la espalda de Falie, esta poseía Alas que jamás había visto, halas casi trasparentes y grandes.
-bien- dijo Jeiz guardándose la carta en el bolsillo del abrigo.
-Vieron a un caído en las afueras de Dunea- Notifico Falie.
-el Duende no mentía- Dijo Demian mirando a Jeiz.
-Eso veo, bien nos vamos novato, tendrás el honor de ver otro mundo.-

Demian vio a Falie saltar y volar directamente al palacio, en cambio vio a Jeiz caminar en dirección opuesta.
-¿Dónde queda Dunea?- Pregunto.
-Mira- ella apunto hacia una pared que había a kilómetros.- son portales mágicos, enfoca tu vista, elfo, puedes ver mas lejos que yo-
Demian miro la muralla y sin darse cuenta comenzó a ver como si estuviera frente a ellas.
-¿Las puertas?-
-si, están a 2 kilómetro de aquí-
Demian se sorprendió de aquella increíble visión que había adoptado.
-Pasaremos por una de ellas e iremos a Dunea-

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